Noa Lur Quartet. Viernes 6 de febrero
23 h. en Café Teatro Avalon


Cartel WEB Noa Lur Quartet P




Noa Lur Federico Lechner Ander Garcia Alberto Brenes
Noa Lur Voz y composición — Federico Lechner Piano — Ander García Contrabajo — Alberto Brenes Batería


Noa, lur, zu bila… (Voy, tierra, en tu busca… )
Se habla de “jazz instrumental” por oposición a “jazz vocal”, quizá olvidando que la voz también es un “instrumento”, aunque natural, el más antiguo, que nos viene “de serie”. Cada voz es única, configurada por la anatomía de las cuerdas vocales, como cada rostro, cada iris, cada huella dactilar… Si a eso se añade el aprendizaje de las técnicas vocales y la proyección del sonido surgen las infinitas posibilidades de la voz. Un sonido vocal no es puro como un diapasón, sino que está formado por un tono fundamental al que se añaden “armónicos”, que son sonidos débiles por encima del tono fundamental que confieren a cualquier sonido musical su timbre expresivo particular o color tonal. Por todo ello, en algunas personas elegidas por los dioses la voz posee un atractivo irresistible, su voz es “guapa”.

El jazz tiene su origen en el canto, evolucionó desde las formas folclóricas del canto negro, el blues y el gospel, que dejaron su sello indeleble en él. La sonoridad negra, la indiferencia del cantante de blues por los cánones europeos que definen la belleza de una voz, la expresividad, las inflexiones y el peculiar tratamiento del idioma inglés marcaron la futura estética del jazz, y, en consecuencia, la de su expresión vocal. Por otra parte la influencia recíproca entre instrumentos musicales y la voz humana ha sido notoria en el jazz: Los sonidos growl de las trompetas y trombones de las orquesta de Duke Ellington son imitaciones de la voz humana, en forma de grito o aullido. En un nivel más sutil, el sonido propiamente dicho de muchos instrumentos -y particularmente del saxofón en el jazz-, aparte del desarrollo personal de la armonía y el fraseo, no busca la pureza de un sonido perfecto, homologado, estandarizado. El sonido tiene que ser propio, diferenciable, expresando las vivencias y la forma de ser y estar del músico que no interpreta una partitura, sino que la recrea en cada instante… El saxofón tiene tanta importancia en el jazz entre otras cosas porque el sonido se forma con el aire que respira el músico, y está influido por elementos tan propios como su boca y la manera de sujetar la caña y la boquilla, también muy variables. Así que el sonido del saxo y otros instrumentos de viento en el jazz es carnal, como una especie de “voz”. A poco iniciado que se esté es fácil reconocer sonidos tan distintos como los de Illinois Jacket o Stan Getz. Y cuando dos saxofonistas tocan juntos en un disco es un ejercicio divertido, como participar en una conversación, saber cuándo suena cada cual, por ejemplo Sonny Rollins y John Coltrane en Tenor madness (1956). No sólo por el sonido, sino también por la manera armónica de construir las frases.

Si los instrumentos se inspiran en la voz humana, también ocurre lo mismo al contrario, la voz aprende de los instrumentos. Desde luego la voz de Louis Armstrong es tan estridente –en el mejor sentido de la palabra, es decir, tan expresiva- como su trompeta y con una y otra construye melodías improvisadas llenas de imaginación. El uso de la voz como instrumento es evidente en el scat, una improvisación cantada con sílabas sin sentido. Tiene precedentes en la música negra, pero se atribuye a Louis Armstrong su utilización en el jazz por primera vez en 1925, según contó porque se le había olvidado el texto.

Posteriormente lo han utilizado muchas cantantes. Destacan Ella Fitzgerald, Anita O’Day, Sarah Vaughan, Betty Carter… y entre los cantantes masculinos Cab Calloway e incluso Dizzy Gillespie cuando se ponía a cantar. Sus formas de cantar el scat varían, influidas por el estilo de jazz que correspondía a cada época y su aportación personal. En el lado opuesto de la relación instrumentos-voz tenemos el vocalese, forma de cantar que pone palabras a temas instrumentales.

El modo en que los instrumentos del jazz influyen en la forma de cantar encuentra su máximo exponente en Billie Holiday. Nunca cantó scat y apenas cantó blues sensu strictu (aunque toda su música estaba imbuida de ese espíritu y llamó a su autobiografía Lady sings the blues). Su tesitura y potencia eran limitadas, pero marcó un antes y un después en las cantantes de jazz, que en las primeras big bands de la era del swing eran llamadas, de manera machista, “canarios”. Tras una infancia problemática y sin conocimientos musicales académicos Billie asimiló perfectamente y desde niña el jazz que escuchaba continuamente en radios y gramófonos, concibiendo su voz como una especie de saxofón, incluso antes de que el saxofón fuera lo que es. Su gran aportación consiste en haber resuelto la tensión creada entre texto y música. Su capacidad para comunicar sus emociones más íntimas y la construcción rítmica, “cantando detrás del compás”, con discreción, elegancia y refinamiento la convirtieron pronto en la cantante más celebrada de la escena jazzística. Fue reconocida tanto por músicos como por el público, en una época en que el jazz era la música popular por excelencia. Billie Holiday fue la primera (y entre los cantantes masculinos Bing Crosby) en comprender la importancia de los avances técnicos que hacían del micrófono un nuevo “instrumento”, que exigía cantar de un modo distinto y daba enormes posibilidades a explotar sutilezas de la voz hasta entonces prácticamente inaudibles. La relación entre cantantes femeninas e instrumentistas –casi siempre masculinos- ha sido y es muy habitual y enriquecedora. A veces las relaciones personales iban más allá de lo profesional: Billie Holiday coincidió con el saxofonista cool por antonomasia, Lester Young, en la banda de Count Basie. Eran dos almas frágiles, muy unidas – parece que sólo platónicamente-, que se intercambiaron los apodos de “Lady Day” y “Press”. Fallecieron con un intervalo de 4 meses, en 1959.

El jazz ha sido desde sus comienzos una música híbrida, basando sus temas estándar en la música popular y en las melodías de Broadway y Tin Pan Alley. Y vuelve a serlo ahora en buena parte, con sus múltiples fusiones e influencias de todo el mundo. Pero sus grandes compositores-creadores-instrumentistas (¿deberíamos añadir “de instrumentos artificiales”?) han sabido recorrer un largo camino en apenas un siglo, superándose, creando un arte en continua evolución, reconocible y reconocido, complejo y con frecuencia ya asimilado a la música “culta”, alejándose del gran público, aunque influyendo en muchas músicas populares y comerciales.

El jazz vocal por el contrario, y sobre todo el femenino -incluso una vez que las cantantes alcanzaron su merecido prestigio y, como Sarah Vaughan o Nina Simone, hablaran con los instrumentistas de tú a tú- no parece haberse preocupado nunca demasiado por las rupturas armónicas ni por ser clasificado en categorías más o menos puras del jazz de diferentes épocas. Su principal objetivo es emocionar al público, metérselo en el bolsillo, sin desdeñar los materiales más diversos para conseguirlo y desde maneras de cantar muy diferentes para cada cantante. Por ejemplo, como contrapartida al desgarramiento cool de Billie Holliday tenemos el canto a la vitalidad y al optimismo de Dinah Washington: ambas se inspiran en el blues y lo recrean a su modo, sin querer hacer de ello grandes alardes teóricos. La grandeza de la voz de las grandes cantantes, a la que aspiran algunos instrumentos de jazz, es que no hay dos iguales. No se puede copiar, es personal y nos habla a cada uno desde lo más profundo. Su emotividad creativa surge de la raíz de las músicas populares africanas y se comunica al oyente con una fuerza telúrica, capaz de hacer estremecer a todos los públicos: Curiosa coincidencia, que la palabra “lur”, “tierra” en euskera, se engarce como por casualidad en la palabra “telúrica”, de raíz latina.

Noa Lur posee unas cualidades vocales, técnica y presencia escénica que la hacen formar parte del firmamento de las grandes cantantes de jazz, capaces de transmitir intensas emociones. "Una voz exuberante y juguetona, femenina, talentosa, amplia en registros sonoros y dramáticos, de encantador y afinado sentido lúdico que resulta verdaderamente cautivadora", según la prestigiosa revista Cuadernos de Jazz. Cierto, Noa es lúdica y divertida en estándares populares como The Lady is a tramp o Mambo italiano. Pero la prueba del algodón para los grandes artistas es atreverse con los temas lentos, (“Recuerdo que comencé a amar el jazz a través de su faceta más impetuosa: los tiempos rápidos me fascinaban con su enorme energía. Poco a poco llegué a apreciar esta música en su lado más apacible, disfrutando de la profunda belleza y expresividad que pueden comunicar los tiempos lentos. Tiempo después… vi que pese a lo que pueda parecer, es mucho más comprometido para un solista tocar baladas que tiempos rápidos”. Perico Sambeat. Baladas). Es muy meritorio en estos tiempos que corren sostener temas que exigen una mirada profunda, y hay que saber hacerlo. La tensión de la cuerda en el arco lanza la flecha con precisión: touché!, quizá por eso se llaman cuerdas, las vocales. Noa Lur construye sus conciertos con un sabio equilibrio en el que cabe toda la grandeza de la música, y sabe cómo hacer que el oyente sienta y sepa que forma parte de ello. Badakit… (lo se…)


Noa con Bobby Noa Lur.
Noa con Bobby McFerrin

Noa Lur. Voz y composición

Nacida en Bilbao, ha estudiado diversas disciplinas de canto, primero en su tierra natal y luego en Madrid. Además ha cursado estudios de locución, doblaje, interpretación, danza, lenguaje musical y piano. Es también Licenciada en comunicación audiovisual y ha trabajado en Universal Music Spain como Jazz Marketing Manager. Ha sido miembro del panel de expertos y jurado de la XIV edición de los premios de la Música Española organizada por la Academia de las Artes y las Ciencias de la Música.

Entre sus galardones se cuenta el de finalista en el Festival Internacional de Jóvenes Artistas de jazz de Nomme Jazz, en Estonia (2013).

Ha hecho teatro musical y actuaciones diversas en radio y televisión.

Dentro del circuito del jazz español Ramón Rivas la ha descrito como “posiblemente la mejor vocalista de jazz del panorama nacional”. Prueba de ello es que es la vocalista de varias importantes big bands de Madrid: Bob Sands Big Band, Walter Sax Big Band, Noa Lur & Jorge Fontecha Sax Band, así como del Black Light Gospel Choir.

Con distintas formaciones es habitual del circuito de jazz madrileño y español y también ha participado en numerosos festivales nacionales y extranjeros, teloneando, por ejemplo, a en la 1ª edición del Madgarden Festival de Madrid en 2014.

En sus distintas formaciones cuenta con algunos de los mejores músicos del jazz nacional, como los que la acompañan para este concierto de ‘EnViBop’. Entre los pianistas destacamos a Moisés Sánchez, Pepe Rivero, Luis Guerra, Federico Lechner y Abdón Alcaraz. Con los tres primeros y sendos pianos de cola repartidos por el peculiar recinto de Lo otro, en Madrid, presentó su primer disco, Badakit, en 2013, que ha recibido las mejores críticas de la prensa especializada.

Federico Lechner. Piano

Nacido en Buenos Aires en el seno de una familia de músicos, comienza a tocar el piano a los 3 años. A los 10 años se traslada a España y prosigue sus estudios, con Horacio Icasto y otros.

Ha colaborado con figuras del pop como Los Toreros Muertos, Miguel Ríos, Ariel Roth, Ismael Serrano, etc.

Fue director musical del disco y de la gira “18 boleros chulos”, junto a El Gran Wyoming, Santiago Segura, Javier Krahe, Pablo Carbonell… y colaboradores como Ana Belén, Enrique Morente, Joan Manuel Serrat, Alejandro Sanz y Diego El Cigala.

Ha compuesto música para películas y anuncios y ha ganado premios de composición como el “Tete Montoliú”. Participa en diversos proyectos docentes y ha publicado seis discos, siendo uno de los músicos más reconocidos del jazz nacional, tocando con artistas de la talla de Perico Sambeat, Jorge Pardo, Antonio Serrano, Jerry González, Bob Sand, Israel Sandoval, Christi etc.

EnViBop’ organizó un concierto con su trío en junio de 2010.


Ander García. Contrabajo

Nace en Bilbao, donde estudia solfeo, piano y violín durante su infancia en Barakaldo. Se licencia en ingeniería informática en 2001, en la Universidad de Deusto. Posteriormente inicia los estudios de jazz en el Centro Superior de Música del País Vasco (Musikene), que termina en 2008. Con su grupo CiTRiC es seleccionado por el Injuve y toca en los prestigiosos festivales de jazz de Ibiza, Getxo, San Sebastián, Madrid y Bruselas, entre otros.

Se traslada a Madrid donde comienza a trabajar como director musical y ha tocado en festivales internacionales en países como Guatemala, República Dominicana, Costa Rica, Holanda, Italia, Croacia, Irlanda, Alemania o México.

Ander ha grabado con las cantantes Celia Mur y Cristina Mora, los guitarristas Hugo Fernández y Marcos Collado o el saxofonista Luis Verde. También se ha acercado a otros estilos como la fusión entre flamenco y la música sudamericana, el hip-hop, el rock, pop o la música electrónica.

En 2013 ha publicado su primer disco: Ttun-Kurrun.

Imparte clases de contrabajo y bajo eléctrico en la escuela Esmuva de Madrid.

También ha aplicado sus conocimientos informáticos creando nuevas experiencias musicales.


Alberto Brenes. Batería

Nació en Madrid en 1978. Estudió con el maestro Carlos Carli en la Escuela de Música Creativa de Madrid y con el percusionista indio Trilok Gurtu, con el que profundizó en el sistema silábico del Tabla aplicado a la batería. Ha participado en jornadas didácticas, master-classes y clinics de bateristas como José Luis Nieto, Ángel Crespo, Pedro Barceló, Steve Smith, Omar Hakim

Una parte muy importante de su formación se debe a la gran variedad de grupos del underground madrileño de los que ha formado parte y con los que ha desarrollado su musicalidad y su faceta como arreglista en diversos estilos: Rock, Funk, Jazz, Drum ‘n’ Bass, Metal, Hardcore, Flamenco, HipHop, Electrónica

Ha trabajado con músicos como Santi Ibarretxe, Javier Sánchez, Antonio Miguel, Daniel Yacaré, Mario Quiñones, Martín Leiton… y para artistas como Edurne, Lagarto Amarillo, La loca María

En la actualidad forma parte de dos bandas de rock: Adrede y Zia. Es miembro del cuarteto de jazz 5 duros sueltos.

Es profesor de Batería de la Escuela municipal de Arroyomolinos y del colegio Montserrat.



Enlaces:

http://www.noalur.com/index.php

https://www.facebook.com/NoaLur

http://www.federicolechner.com/

http://andergmusic.blogspot.com.es/

http://www.ritmoycompas.com/escuela-de-musica-madrid/item/alberto-brenes.html

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